El post de hoy trata de algo muy frecuente en los primeros meses del bebé, la regurgitación.
En adultos también ocurre, sobre todo aquellos que padecen reflujo gastroesofágico, y viene acompañado de ardor en el tracto digestivo superior. Pero las causas en adultos son diferentes a la causas en los bebés.
Muchas veces venís preocupados a la farmacia porque vuestro bebé echa bocanadas de leche.Pues bien, en principio no es algo alarmante. Ahora os explico qué está sucediendo.
La regurgitación es consecuencia del reflujo del alimento, que, al llegar al estómago, retrocede al esófago hasta alcanzar a veces la boquita y es cuando expulsan un poco de leche.
Existen varias causas:
– El tracto digestivo del bebé en sus primeros meses aún no está maduro del todo, y no se produce bien el cierre de la válvula que separa el esófago del estómago.
– Los bebés no pueden mantenerse erguidos, su posición habitual es horizontal o algo inclinada hacia atrás, por ello la gravedad no puede ayudarlos a que baje el alimento por el tracto digestivo.
– El bebé ingiere el alimento demasiado rápido, o ha comido demasiado o ha tragado demasiado aire al comer.
– A veces, puede ser por la baba que traga al babear.
– El alimento que ingiere en los primeros meses es líquido, es más fácil que suba hasta la boca que los alimentos semi sólidos o sólidos. Cuando introducimos estos últimos en la dieta del bebé, suele remitir la regurgitación.
Debemos consultar al pediatra en caso de que sea muy frecuente, muy abundante, muy fuerte (como si fuera vómito), es de color extraño (normalmente es blanco) y disminuye el número de pañales que moja.
Podemos ayudar a nuestro bebé para que deje de padecerlo (o al menos sea menos frecuente) siguiendo unas sencillas pautas:
– Al alimentar al bebé, lo colocaremos lo más recto posible para que trague más fácilmente.
– Si toma biberón, traga aire al succionar. Debemos intentar que expulse los gases cada 3-5 minutos. Nos fijaremos que el agujero de la tetina no sea demasiado grande para que no trague mucha leche y de un modo rápido.
– No debemos acostarle justo después de comer ni moverlo demasiado mientras hace la digestión.
– Podemos pautar las tomas de modo que tome menos cantidad en cada una pero hacerlas más frecuentes.
En la farmacia existen fórmulas especiales antirregurgitación, pero los farmacéuticos recomendamos ir al pediatra antes de decidirse por una de ellas. No obstante, es menos frecuente la regurgitación en bebés alimentados con leche materna, pues la digieren mejor.
Es muy importante diferenciar la regurgitación del vómito. Cuando el bebé vomita, siente dolor, se retuerce y hace por expulsarlo, tiene náuseas. La regurgitación no les duele, suele ser al eructar.
Teresa Gil Alegre. Farmacéutica Adjunta.

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